Lo primero que tenemos que decir es que el somier que escojas tiene que adaptarse a tus medidas y, sobre todo, a tus características y las de tu colchón. De no ser así, la base que hayas escogido deteriorará tu colchón con el paso del tiempo y hará que tu descanso sea mucho menos placentero.
Es por ello que el somier debe permitirte aprovechar al máximo todas las propiedades de tu colchón y proporcionarte un sueño reparador. Una buena combinación de somier y colchón te ayuda a mantener una postura óptima en las horas de descanso, manteniendo la columna vertebral en la posición adecuada.
Además de ello, hay que tener en cuenta la firmeza y la suavidad en la relación entre tu somier y tu colchón. Como sabes, hay distintos grados de firmeza y suavidad en los colchones. Por ello, si eliges un colchón duro, deberías incorporar un somier más flexible para restar esa firmeza. Si por el contrario te gustan los colchones que presentan una mayor suavidad, lo que tienes que hacer es apostar por una base más firme. La dureza que elijas en estos dos elementos influirá directamente en las posturas de descanso que adoptes.
Nuestro consejo es que dejes de lado algunas modas como la que apuesta por prescindir del somier y dormir con el colchón en el suelo directamente. Se trata de una elección nada recomendable, que puede derivar en problemas de espalda. ¡Apuesta por un buen somier e incorpóralo a tu sistema de descanso!